

en tu mente aparecí,
con el sabor agridulce
de aquel vino afrutado,
te sentiste muy feliz.
Y mi imagen en tu mente
al saborear el vino,
soñaste que eran mis labios
los que te saciaban de
ese sabor, tan delicioso y divino.
Y la noche seguía con buena cena
y el vino hacía su efecto,
de iluminar tu mente con la imagen
de tu bella dama, en aquel acontecimiento.
Y con el último brindis
te marchaste a descansar,
en tus sueños me amaste
me hiciste toda tuya,
en sueños te colmé de felicidad.
Rosario Ayllón.
Poetisa del Amor.
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